Estamos en una época en que los hechos y
sucesos llegan a nuestro hogar con una rapidez sorprendente. Cada vez mas la
carrera por la información es mas carnívora y hasta pienso que muchas veces se
estará informando de la noticia antes de que ello ocurra.
___________________________________________
(Articulo original publicado
en www.ambiente-ecologico.com - abril 2001)
___________________________________________
Esta rapidez y globalidad de la información
nos sirve también para ver y observar los distintos sucesos económicos y sus
consecuencias a lo largo y a lo ancho de la tierra en forma instantánea.
Es posible que veamos como países de
diferentes culturas y estados económicos se desarrollan, o al menos
vemos su desenvolvimiento. Cuando observamos las manifestación de la crisis en
países industrializados observamos masas de gente vestida de manera normal,
agolpándose en las calles, gritando, con carteles, palos, disfraces para llamar
la atención y la eterna escena final con tres imágenes: el enfrentamiento con
la policía, los arrestos y unos heridos llevados a la rastra.
Cuando vemos la manifestación de la crisis
en países no desarrollados, las imágenes son de madres llorando, apenas con
unos harapos, arrojadas en el suelo, amamantando niños totalmente desnutridos,
enfundados en un enjambre de insectos y con la vista perdida, imagen con la que
se congela la noticia.
Si bien estamos llevando al extremo los
casos, existen los matices que son aquellos que tienen mayores probabilidades
de salir airosos de las crisis. No por ello se deben dejar de lado los
extremos, de lo contrario, no tendría sentido un análisis, ni tampoco tendría
sentido nuestra lucha eterna por un mundo mejor.
Mucho hemos hablado del impacto ambiental
del desarrollo, pero poco del impacto ambiental del no-desarrollo. En aquellos
países con crisis profundas constantes pareciera que la aplicación de medidas
ambientales fuera como preocuparse por un pelo encarnado en un enfermo de
cáncer. Sin embargo esto no es así. Pequeñas acciones pueden evitar a futuro
grandes problemas, además de evitar el efecto multiplicador de muchos pequeños
problemas que provocan uno mucho mayor por efecto acumulativo.
Cada política debe estar adecuada a un
contexto, y esto es extensivo a las políticas ambientales. Esto no significa
que en épocas de crisis la política deba ser mas permisiva, pero quizás deba
ser mas flexible en algunos aspectos.
En general en las crisis económicas existen
siempre recortes en las áreas donde los efectos solo pueden apreciarse a largo
plazo. La salud, la educación, el ambiente, son algunas de las áreas a las
cuales inmediatamente se les recortan gastos para solventar las crisis.
El efecto de quitar de un lado para ponerlo
en otra área productiva es inmediatizar un proceso. Recortar presupuestos para
derivar esos recortes a áreas de producción promueven la inmediata sensación de
desarrollo.
Recortando presupuestos es posible obtener
dinero para promover o subsidiar sectores productivos, lo que lleva a dar mas
trabajo a la gente y por lo tanto se aprecia, a corto plazo, una sensación de
desenvolvimiento y renacer.
Al mismo tiempo se hacen mas permisivas las
reglamentaciones para atraer capitales y no controlar adecuadamente los
procesos y procedimientos ambientales o industrialmente “amigables”. Se permite
la radicación de industrias sin planificación alguna y no se aplican los
mecanismos de control de cumplimiento de las normas de vuelco y de emisión de
efluentes y de residuos.
Al mismo tiempo, al quitarle recursos
económicos a las otras áreas, se pone en crisis el sistema, pudiendo colapsar
en casos masivos o que demanden mayores recursos que aquellos normales diarios.
Mientras no sucedan hechos de envergadura,
es posible que el sistema no colapse, pero solo un caso puede hacer que lo que
antes se contenía rápidamente ahora demande mucho mas tiempo, además de la
posibilidad del costo de vidas humanas.
La quita de recursos en la educación lleva
a largo plazo a sufrir las consecuencias de una sociedad sin formación y que es
rápidamente sumida en la pobreza. Al mismo tiempo limita al individuo para su
capacitación y lo lleva a una situación de alta fragilidad en su condición de
ser humano. Esta percepción es a largo plazo.
El impacto ambiental de las crisis viene
determinado principalmente por alterar la escala de valores y de importancia de
las diferentes áreas del estado. Cada una de ellas debe ceder para afrontar la
crisis, pero de una manera tal que se minimice el impacto en las consecuencias
a mediano y largo plazo y se regulen las actividades que dan una solución
rápida pero descontextuada y cuyas consecuencias a futuro pueden acarrear nuevamente
a situaciones criticas.
Debieran encararse estudios de impacto
ambiental de crisis, así como los modelos económicos juegan con las variables
para determinar y prever que hacer y en que casos. Si en determinadas
situaciones es necesario actuar fríamente, es preferible hacerlo en base a un
procedimiento probado de ensayo en modelos efectuados en contextos de
estabilidad.
No siempre serán iguales a la realidad,
pero de esta forma se minimizan errores y se ajustan las acciones. Cuando se
tiene suficientemente probados y elaborados estos procedimientos, es lo que
usualmente se llama “by the numbers” es decir, “por los números” o “siguiendo
los números”, refiriéndose a una expresión utilizada por los militares ante
situaciones extremas.
En casos críticos o incluso en el control
de sistemas, esto se realiza paso por paso, siguiendo el manual. Se minimiza el
grado de error en la decisión pero permite que se gane tiempo evitando tener
que pensar para realizar algunos pasos automatizados y por lo tanto permitiendo
mayores tiempos para “pensar” donde es necesario hacerlo.
Estos manuales son elaborados en contextos
no críticos y son probados una y otra vez. En las evaluaciones de riesgo
también son métodos denominados “what-if” o dicho de otra manera “que pasa
si...”
Las crisis económicas obviamente tienen un
impacto ambiental, desde toda perspectiva. Si consideramos al ambiente en forma
global, las consecuencias se perciben tanto en el medio antrópico como en el
natural, y si se manifiestan en el natural, tarde o temprano sus efectos
pondrán en crisis el sistema humano, en relación a su dependencia.
además de las políticas estandarizadas
deben existir alternativas de crisis. así como existen los procedimientos en
catástrofes o en casos extremos los que implican la acción en todas las áreas
pero no la anulación de las mismas, deben pre-existir políticas globales de
crisis.
Es decir, ante determinados acontecimientos
críticos, hasta donde llegar en los recortes en cada área, a fin de asegurar un
mínimo funcionamiento y que no se permita el desarrollo de determinadas
acciones cuyas consecuencias negativas se percibirán a mediano y largo plazo y
comprometiendo el bienestar de los futuros habitantes, en un clara violación a
la premisa fundamental del desarrollo sustentable.
___________________________________________
A fin de comprender el contexto
legal cuando se redactó el articulo, se debe considerar que las mas importantes
normas ambientales nacionales y de la Provincia de Buenos Aires - tomada como
referente por casi todas las restantes provincias - , eran todas de reciente
sancion y e incipiente aplicacion:
- 1991 - Ley Nacional 24051 de Residuos Peligrosos -
Decreto Reglamentario 831 (1993)
- 1993 - Ley Provincial (Radicacion Industrial)
11459 - Decreto
- 1995 - Ley Provincial (del Ambiente) - 11723 -
(sin reglamentar)
- Reglamentario 1741 (1996)
- 1995 - Ley Provincial (Residuos Especiales) 11720
- Decreto Reglamentario 806 (1997)
Comentarios
Publicar un comentario