Muchas imágenes
nos vienen a la mente cuando uno observa con atención determinadas situaciones.
Es común asociar la salida de un supermercado en nuestro país (Argentina) y al
mismo tiempo pensar en la misma imagen cuando vemos alguna película extranjera. Uno tiene en la
memoria aquí a alguien saliendo con grandes bolsas de plástico, y uno quizás
recuerde en alguna película donde los envoltorios son de papel marrón duro que suele romperse, esparciendo su contenido.
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(Articulo original publicado en www.ambiente-ecologico.com - enero 2004)
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El hecho es el
envoltorio.
De la misma
manera y a lo largo del tiempo los embalajes han cambiado. Los equipos
sofisticados y frágiles venían primeramente en cajas de cartón solas, luego se
le agregaron pequeñas esferas de telgopor, luego directamente una matriz que
encajaba con el equipo y con la caja (agradecidas las amas de casa que se
evitaban la imposible tarea de despegar las bolitas de telgopor de cuanto
objeto se hallara en la casa) y luego una manta plástica.
Las empresas
buscan en el consumidor su satisfacción, para que vuelvan a elegir sus
productos, no solo en cuanto a su calidad, sino también en cuanto a como le
llega a sus manos, el estado y en igual o mayor grado de importancia, su
packaging llamativo.
No todos los
productos presentan una igualdad en este aspecto. Uno puede comprar un equipo
de audio por la marca, no por el packaging, sin embargo, en una consola de un
supermercado, el consumidor puede optar por una u otra marca por los colores
del embalaje, por sus formas o por su grafica llamativa.
El packaging se
ha ido transformando en casi tan importante como el producto en si mismo, y
muchas veces lo ha superado, ya que es sabido que muchas veces el producto
adquirido no era de la calidad esperada y fue justamente su envoltorio lo que
decidió la compra.
No debemos olvidar
que las empresas tienen focalizados sus objetivos en VENTAS, y todo lo que
influya en ellas es una variable a controlar, y en la medida en que la cultura
de lo “ecológico” ha ido sumando adeptos, las empresas han comenzado a mirar
esta “nueva variable” de reojo, aunque sin reconocer abiertamente que realmente
puede darles una gran sorpresa a la hora de la decisión del consumidor.
La lucha por el
mercado hace que cada consumidor que cambia de marca es una venta menos, por lo
tanto hay un sinnúmero de análisis que deben llevar horas y horas de reuniones
evaluando el por qué del cambio.
Asimismo, y
siguiendo los lineamientos del marketing verde, quizás una empresa con poca relación
con lo ambiental, busque un nuevo nicho en esa “cultura verde” mejorando sus técnicas
de venta, consultando especialistas e innovándose, para luego presentarse como
de “onda verde”.
Desde cambiar un
packaging de plástico por uno de cartón, desde minimizar la cantidad de plásticos
que sirven de protección al producto o utilizar mayor cantidad de materiales
reciclables, han ido mejorando la relación empresa-ambiente, aunque su objetivo
primigenio fuera mejorar las ventas, y esto se debe aprovechar, aunque sepamos
que su objetivo no es ser mas amigable ambientalmente hablando sino “¿como
podemos acceder a esos nuevos mercados?”
No reconocer esto
es como querer ver siempre el lado negativo de las cosas. No podemos dejar de
reconocer que hay muchos materiales con los cuales debemos convivir y suplantar
los mismos puede resultar muchas veces mas perjudicial.
Una caja de cartón
reciclado que se rompe, no es un elemento que sirva para su propósito. El papel
reciclado puede resultar una imagen muy positiva superficialmente, pero para
que ese papel cumpla con su objetivo, en muchos casos debe reelaborarse
utilizando muchas sustancias químicas que al final de la contabilidad
ambiental, resulta mas perjudicial.
No todo es blanco
y negro, ni en la vida ni en lo ecológico.
Decir simplemente
que todos los plásticos son reciclables y quedarse en esa frase es no reconocer
la realidad. Soy
un duro crítico con muchos proyectos de ONG´s que carecen de una estructura
científico-técnica y se embarcan en campañas de reciclado o de ataque a alguna
empresa sin un sustento real o sin salida viable. La mayoría se queda en “esto
no se debe hacer”, faltándoles en la mayoría de los casos el “se debiera hacer
de esta manera”, y obviamente que sea viable.
Esto solo lleva a
un fracaso en el mediano o largo plazo, porque no solo la idea se irá diluyendo
contra la realidad sino que desmerece el accionar de otras ONG´s que antes de
iniciar una actividad se nutren de información verdadera, fidedigna y adecuada
a la realidad. Sucede
que lamentablemente la mayoría gana en el impacto periodístico, mientras el
resto sigue estudiando y evaluando alternativas, y lamentablemente todo el
mundo se acuerda quien fue el primero en pisar la luna, pero nadie recuerda el
nombre del segundo.
Si uno no es
parte de la solución, entonces es parte del problema.
Muchos envases
contienen elementos que son difíciles de reciclar o recuperar. Al mismo tiempo
con el afán de reciclar todo, yo le pregunto a Ud. lector que quizás en este
momento esté bebiendo una gaseosa de material plástico, y quizás Ud. trabajó en
una ONG que luchó fervientemente para que el plástico sea reciclado…. bien,
dígame, si Ud. se entera de que la botella de la que está bebiendo es de
plástico reciclado, por ejemplo, de botellas de pesticidas, o de insecticidas,
¿Qué pensaría?
¿Vale el riesgo
(aunque sea mínimo) de la salud en favor del reciclado?
Si Ud. lleva una
carga medianamente pesada en una bolsa de plástico que no se rompe, y un día en
pos del ecologismo se la cambian por una de papel, que no hay forma de anudar y
llevar de a varias, y que finalmente la tortilla que pensaba hacer queda a
medio cocinar en la acera de la puerta de su casa, ¿Qué pensaría de las bolsas
de papel?... yo aquí no lo puedo expresar, pero Ud. en su casa si.
El asesoramiento
en cuanto a mejoras en lo que es marketing verde incluye los contenidos del
packaging, cuya vida útil va desde que es agregado al producto principal hasta
que el comprador lo desembala. Todo eso termina en la basura, y de no haber
instrumentos políticos y marcos adecuados y REALES, no hay reciclado posible.
Ya lo he
comentado varias veces en otros artículos. Hay una realidad que hay que
reconocer (¿se puede vivir en la realidad sin reconocerla?), nada se puede
reciclar si no es viable económicamente, salvo que sea subvencionado, y al
subvencionar significa que se está entregando energía sacándola de otro lado.
Al reconocer la realidad seguramente las alternativas serán de mucho mayor
sustento que si uno corre tras la sola idea de “reciclemos todo”.
Vez pasada
analizamos en conjunto con otros profesionales el reciclado de un tipo de film plástico
que venia en bobinas de cartón prensado. La mayoría de las maquinas dejaban un
rezago del film en la bobina ya que no podían ser reguladas con mayor precisión
y se corría peligro de parar la maquina por exceso de tensión del film, con las
consecuentes perdidas de tiempo, horas hombre, mayor exposición del trabajador
en parar la maquina, abrir la tapa, rebobinar todo el film a lo largo de la línea,
bajar las tapas y poner luego la maquina nuevamente en funcionamiento y en
régimen.
Había dos
materiales a recuperar, el film y el cono de cartón, ambos con un determinado
valor comercial por reciclado, pero no era el mismo si venían unidos que
separados.
Obviamente, el
reciclador si recibía la el cono con el film, debía poner a alguien a cortar
con un cutter o con una navaja el film remanente y separar los elementos. Esta
tarea no solo es tediosa e implica una mayor exposición al cansancio y a la
perdida de atención y por ende aumentado los riesgos de cortes en las manos, además
de la obligatoriedad de cumplir con la legislación laboral, llevaban al
proyecto de reciclado a donde no debía ir en un principio: a la basura.
Habiendo otras
tareas y otros elementos con mayor facilidad de reciclado, esto quedaba
desechado como posibilidad, y estábamos hablando de grandes cantidades de
material.
La única forma de
viabilidad económica era pensar en lo impensable, que no se cumpliera con ningún
requisito de salud y seguridad del trabajador y por lo tanto, si alguien se
cortaba, que entrara otro.
Típica situación
de los países subdesarrollados, y típica situación de muchas etapas de los países
ya desarrollados.
Un análisis técnico
profundo y real de cada elemento de un packaging es lo que realmente puede
arrojar resultados beneficiosos y viables. La lucha por el reciclado y por la
defensa de todo lo reciclable sin observar el marco general solo gana adeptos
en lo superficial, pero las variables encubiertas pueden estar siendo tanto o
mas dañinas ambientalmente que si todo se deja como estaba al principio.
Yo apoyo que cada
evaluación del ciclo de vida de un producto debe ser realizada por un grupo técnico
con experiencia en el tema, y no solo de formación académica, sino de trabajo a
campo real, manejando los productos y poniéndose en el lugar de quien debe
reciclarlo.
Las exigencias
del consumidor deben estar dirigidas a través de su elección, pero debemos
reconocer que aquel no puede ser un especialista en cada materia. Sería utópico
pensar en la gran masa de consumidores evaluando si un producto que se dice
tener un envase ecológico es realmente ecológico. La compra está dirigida por
la palabra misma.
Mi intención
siempre ha sido la de ser cuidadoso cuando uno levanta una bandera que implica
un “todo o nada”, tipo “no a la energía nuclear”, “no a los transgénicos”, “no
a la generación de residuos peligrosos”.. estas fantasías pseudo-ecologistas
solo buscan ganar una parte de la gran necesidad del ser humano de pertenecer a
un grupo que defiende lo social, y sin embargo muchas veces cae en las redes de
la generalidad (obviamente pagando cada mes un diezmo por “pertenecer”)
Cada vez que
escribo un articulo intento acotar las ideas que veo que circulan por los
medios y por la gente, para encontrar la forma de “reciclar” esa idea y si hace
falta, darle un marco mas adecuado (nunca digo el correcto), para optimizar el
potencial de cada miembro de esta sociedad que busca mejorar su calidad de vida
y la de los demás.
Una gran cantidad
de energía volcada en un objetivo sin sustento es un malgasto que uno debe
aprovechar de canalizar mejor.
La elección de
los consumidores por uno u otro producto que estén en igualdad de condiciones
en cuanto a su calidad, y focalizándonos en su packaging debiera tender hacia
seleccionar aquel que contenga algunas o todas de las siguientes alternativas:
- elementos reciclables
- menor cantidad de elementos de adorno
Le puedo pedir que
haga un pequeño juego de mente y verá que cada parte tiene su razón:
….piense que si
un embalaje no es bueno, su producto se puede romper, entonces si es de plástico
es mas resistente pero no se degrada, pero que si es de papel, es degradable,
pero entonces implica mayor tala de árboles, y si no es papel reciclado,
entonces implicó grandes cantidades de cloro para blanquearlo, pero si no es
blanco y por lo tanto en su proceso no se utilizó cloro, llevará colores, que
se fabricaron con bases químicas y utilizando grandes cantidades de solventes,
y si no tiene embalaje se puede romper y perder su contenido, es difícil de
transportar y por lo tanto precisará una bolsa de plástico, que no es
biodegradable, pero si es de papel es biodegradable pero implica la tala de árboles…….
¿Se entiende el
concepto?
Pareciera que no
hay salida posible, pero la
hay. Se basa en que cada consumidor con su poder de decisión
dirija su potencial de mejora hacia una presión social para que las empresas
busquen mejorar su packaging pero siempre basándose en evaluaciones y estudios técnicos
sobre qué es lo optimo, muchas veces diferente a lo mejor, y a lo posible en
lugar de lo utópico.
Correr tras las utopías
puede resultar muy enriquecedor, pero nunca dejarán de ser utopías. Si uno no
potencia todo ese enriquecimiento logrado en ese camino, nunca encontrará donde
aplicar lo aprendido.
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A fin de comprender el contexto
legal cuando se redactó el articulo, se debe considerar que las mas importantes
normas ambientales nacionales y de la Provincia de Buenos Aires - tomada como
referente por casi todas las restantes provincias - , eran todas de reciente
sancion y e incipiente aplicacion:
- 1991 - Ley Nacional 24051 de Residuos Peligrosos -
Decreto Reglamentario 831 (1993)
- 1993 - Ley Provincial (Radicacion Industrial)
11459 - Decreto
- 1995 - Ley Provincial (del Ambiente) - 11723 -
(sin reglamentar)
- Reglamentario 1741 (1996)
- 1995 - Ley Provincial (Residuos Especiales) 11720 - Decreto Reglamentario 806 (1997)
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